18 de enero. Cientos de personas invaden la finca ‘La María’, municipio de La Paz, Cesar; incendian, arrasan lo que encuentran a su paso e instalan sus ranchos. “Primero se cansa el ganadero, antes de que nos saquen”, fue su amenaza a los propietarios.
5 de febrero. Es secuestrado el ganadero Óscar Mauricio Torres, en la Hacienda Yarí, municipio de Tauramena, Casanare.
13 de febrero. 28 novillos son hurtados de la Hacienda Betulia, municipio de Maceo, Antioquia.
14 de febrero. Cuatro camiones con ganado, es decir, entre 50 y 60 animales adultos son hurtados en la Hacienda La Ignacia, municipio de Caimitos, Sucre.
Un informe reciente de la Policía Nacional da cuenta de ¡33.650! casos denunciados de robo de ganado entre 2010 y 2023; un promedio de 1.300 al año, de cuatro por día y una estimación de más de 3 millones de animales robados.
De la extorsión ni hablar. Es un impuesto oculto y maldito que nunca se fue de las regiones ganaderas, protegido por el silencio a que obliga el miedo a la pérdida del patrimonio, de la libertad o de la vida.
Hoy, más de 400 municipios en la extensa ruralidad colombiana, casi la mitad del país, están bajo control territorial de los bandidos, afectando la vida campesina, la producción agropecuaria y la ganadería principalmente. ¿La razón?: Porque la “paz estable y duradera” de Santos, que nunca llegó, se convirtió en “violencia creciente y duradera” al amparo de la permisividad con el narcotráfico, en lucha por la expansión del control territorial que el Estado ha perdido, dejando a merced de los violentos a millones de compatriotas.
Ese entorno de violencia generalizada es el porqué de los “Frentes Solidarios de Seguridad Ganadera” que impulsa FEDEGÁN y cuyo diseño y organización encomendamos a un verdadero experto, el general (r) Fernando Murillo, exdirector del Gaula de la Policía, de la Dijin y de Interpol Colombia.
Como ha explicado el general Murillo, no “inventamos el agua tibia”, pues los Frentes de Seguridad son un programa de la Policía Nacional, basado en la colaboración ciudadana con la Fuerza Pública. De hecho, existen más de 10.000 Frentes de Seguridad Ciudadana en los barrios de nuestras ciudades y más de 4.000 Frentes de Seguridad Empresarial.
Ahora, ¿para qué? Para recuperar el territorio, porque ¡el territorio no puede ser de los bandidos!; para construir un “Tejido Solidario de Protección” que actúe como muro de contención contra la delincuencia y derrote el miedo a punta de solidaridad y colaboración con la Fuerza Pública y las autoridades, porque no hay peor consejero que el miedo, que trazó el camino de experiencias pasadas que el país no quiere volver a transitar. Y el gran para qué: la gente; para devolverle la paz y las posibilidades de progreso.
Finalmente, el cómo. Primero, con “articulación virtuosa” con la Fuerza Pública y las autoridades; con sus altas instancias, por supuesto, pero más importante aún, con quienes están en los territorios, con quienes podemos establecer una relación de cercanía, con el teniente a cargo del Comando Municipal, con el alcalde, el fiscal, el juez y el personero.
Segundo, con “inclusión gremial solidaria”. Nuestros Frentes van más allá de los afiliados a un comité de ganaderos. Su mayor valor es ponerlos al servicio de todos y, principalmente, del pequeño ganadero, para quien lo poco que le pueda arrebatar la violencia puede ser todo.
La colaboración pacífica y desarmada con las autoridades es uno de los fundamentos de la estrategia, pero el esencial es LA SOLIDARIDAD, porque la solidaridad hace fluir la unión gremial ganadera; porque la unión solidaria y pacífica… disuade a los violentos.